Hay cosas que tienes que vivir porque... por mucho que te las cuenten, no podrás ponerte en tal pellejo de emociones. Es el caso de Teguise, un territorio lleno de singularidades de frontera a frontera. Vamos a tratar de detallártelo pero... "Tienes que vivirlo".
Una campaña publicitaria para turistas en Lanzarote
Así comenzaba la petición del cliente, tan clara como el blanco de las casas. Con este mensaje nuestra vista de halcón desplegó su visión en el mapa, revoloteó de costado a costado al tiempo que la imaginación se sumergía por cada uno de los rincones. ¡Madre mía!, ¡esto hay que vivirlo! - concluíamos-.
De las aguas turquesa de La Graciosa y su gente observante al mar, acariciamos el Risco hasta llegar a Famara, para dejarnos alzar en un baile de espuma tan salado como salvaje. Pusimos rumbo al jable: una joya rubia adornada de cuervos, avutardas, batatas...; abrazada de pueblos de esos de "aquí estoy yo", suyos como ellos solos, porque Teguise es personalidad, Lanzarote en su máxima manifestación 💘 : Caleta de Caballo, Soo, Muñique, Tiagua, Tao, Mozaga... Wow!, ¡menudo viaje!
De Mozaga a la Villa, nos sacudimos la arena de los pies y, a flor de piel ensalitrada, nos adentramos en un casco histórico que supura vivencias memorables por cada adoquín de sus calles. De aquí tiramos al monte (Los Valles), entre bruma y papas, para dejarnos caer por un Teseguite de artesanía y bailar entre tuneras de cochinilla en Guatiza. El viento nos llevó entre juguetes y velas de wind a Costa Teguise y... Buah... Esto el turista en Lanzarote "tiene que vivirlo", ¿cómo? a través de una provocación publicitaria que invite a cruzar "los límites", porque aquí al pisar: todo explota por los aires, y lo hace de colores.
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